Ya es sabido que para las personas que sufren de enfermedades autoinmunes, tener la vitamina D en rango óptimo es vital. Tal es el caso de personas con hipotiroidismo, tiroiditis de Hashimoto y enfermedad de Graves. ¿Pero qué sucede si a pesar de tomar un suplemento de la vitamina D3 por meses, el resultado de análisis no cambia de manera sustancial? ¿Qué hacer para absorber mejor la vitamina D? ¿Cuáles son los cofactores de la vitamina D?
Rango óptimo de la vitamina D
En medicina funcional, los niveles de vitamina D se miden con una prueba de 25-hidroxivitamina D en suero. Los niveles óptimos están entre 40-60 ng/mL, y en algunas ocasiones incluso entre 60-80 ng/mL.
Si existe la condición de intestino permeable, alguna enfermedad crónica o autoinmunidad, puedes ser más propenso a una deficiencia genética de vitamina D, así que asegúrate de prestar atención. Veamos las principales razones por las cuales no logras aumentar tu nivel de la vitamina D.
Cofactores de la vitamina D
La vitamina D es necesaria para reducir la inflamación y controlar las enfermedades autoinmunes. Muchas personas con autoinmunidad pueden incluso necesitar más vitamina D debido a una variación genética que afecta a la capacidad de sus células para absorber la vitamina D de manera adecuada.
Para alcanzar niveles suficientes de vitamina D, se necesita algo más que una dieta sana y la toma de suplementos: los buenos niveles de vitamina D necesitan también los cofactores adecuados.
Además de los suplementos de vitamina D liposoluble (colecalciferol), asegúrate de obtener los cofactores adecuados, o «moléculas auxiliares» que ayudan en las transformaciones bioquímicas que requiere la vitamina D.
Entre ellos, los más importantes son el magnesio, la vitamina K2, el zinc y la vitamina A. Un balance entre todos ellos, hace que la vitamina D sea más biodisponible y ayudan a evitar su sobrecarga.
Vitamina D y su cofactor Magnesio
El papel del magnesio como cofactor de la vitamina D es algo de lo que rara vez se habla, pero es muy importante. El magnesio es esencial para más de 300 funciones corporales. Los huesos necesitan magnesio y, de hecho, contienen el 60 por ciento de la cantidad total que se encuentra en el cuerpo. El calcio ni siquiera puede entrar en los huesos sin la ayuda de este cofactor.
La necesidad de magnesio aumenta cuando se elevan los niveles de vitamina D en el organismo. El magnesio metaboliza las enzimas de este nutriente, por lo que es esencial para su absorción (Aquí hay un estudio sobre esto). Si no se dispone de cantidades abundantes de magnesio cuando se aumenta la vitamina D, se puede empezar a sufrir depresión, calambres musculares o piernas inquietas.
Según los últimos estudios, la ingesta de la vitamina D3 agota el magnesio en el cuerpo, por lo tanto, es necesario acompañarla con un suplemento de magnesio.
Además, el magnesio puede evitar los dolores de cabeza, los calambres, las náuseas, el entumecimiento y dolor muscular, entre otros.
Vitamina K2
La toxicidad de la vitamina D puede hacer que los tejidos blandos acumulen calcio y se calcifiquen como los huesos. Por el contrario, una cantidad suficiente de vitamina D3 puede incluso proteger contra los depósitos de calcio en las arterias.
La vitamina K2 es un importante cofactor de la vitamina D para ayudar al cuerpo a depositar el calcio en lugares apropiados, como los huesos y los dientes, y para evitar que el calcio se deposite donde no debe, como los tejidos blandos, las paredes arteriales, las articulaciones y los órganos.
Las bacterias intestinales sanas son necesarias para convertir la vitamina K1 (filoquinona) en la forma más activa K2 (menaquinona). Normalmente, podemos cubrir nuestras necesidades de K1 comiendo coles, col rizada, espinacas, acelgas, verduras de hoja verde, brócoli, coliflor, coles de Bruselas y chucrut. Estos alimentos también promueven la salud de las bacterias intestinales.
Sin embargo, muchos de estos alimentos no son recomendados en hipotiroidismo y se suelen evitar. Por lo tanto, si tomas un suplemento de la vitamina D, asegúrate que también tenga K2, que ayudará a absorber y aprovecharla mejor.
Además, los datos de este estudio sugieren que la suplementación combinada con vitaminas D3 y K2 disminuye significativamente los niveles de glucosa y el porcentaje de células beta pancreáticas funcionales en pacientes con dibetes tipo 2.
*Importante: Si tomas medicamentos anticoagulantes, los suplementos de vitamina K pueden afectar a la coagulación de la sangre, así que siempre consulta con tu médico.
Vitamina D y Vitamina A
La vitamina D necesita una pequeña cantidad de vitamina A para funcionar correctamente en el organismo. Ambos nutrientes se unen a los mismos receptores celulares y trabajan juntos para asegurar que tu código genético funcione adecuadamente. Hay dos tipos principales de vitamina A:
- El betacaroteno, que se encuentra en las frutas y verduras de colores vivos, los albaricoques, el mango y las verduras de hoja verde.
- El retinol, que se encuentra en las vísceras y los productos lácteos.
Se puede tomar la vitamina A en forma de suplemento tanto en forma de betacaroteno como de retinol, aunque el retinol es la forma más activa. Sin embargo, hay que tener mucha precaución con este último, ya que también es posible tomar demasiado retinol, y eso podría ser perjudicial. A menos que exista una deficiencia, lo mejor y más seguro es recibirlo directamente desde la alimentación.
Puedes consumir todo el betacaroteno que quieras si proviene de las verduras. Si no eres un gran consumidor de verduras, puedes tomar un suplemento para obtener la cantidad adecuada de este cofactor. Tu cuerpo podrá obtener toda la vitamina A que necesita convirtiendo el betacaroteno en retinol.