4 de febrero de 2025
Como mantener una tiroides saludable

Tiroides saludable: Hábitos perjudiciales que deberías evitar

La tiroides es una glándula endocrina esencial que regula funciones vitales como el metabolismo, la temperatura corporal, el ritmo cardíaco, el estado de ánimo y el equilibrio hormonal. Su correcto funcionamiento depende de la producción de hormonas tiroideas (T3 y T4), fundamentales para la salud general. Mantener una tiroides saludable es crucial, ya que es una glándula sensible a factores como el estrés, la mala alimentación, la falta de sueño y la exposición a toxinas. Sin saberlo, muchas personas adoptan hábitos que pueden afectar su función y poner en riesgo o empeorar su salud tiroidea.

En este artículo, descubrirás qué acciones cotidianas podrían estar causando daño a tu tiroides y cómo evitarlas para mantener tu salud hormonal en equilibrio.

1. Dormir poco: Un hábito dañino para la tiroides

El sueño es fundamental para regular tanto la tiroides como otras hormonas e incluso las vías inflamatorias. Dormir menos de 7 horas por noche puede perjudicar la salud de tu tiroides. La falta crónica de sueño afecta negativamente la función tiroidea, provocando una disminución en los niveles de T3 y T4 libres, las hormonas clave para el metabolismo y el equilibrio energético. Esto no solo ralentiza el metabolismo y aumenta el riesgo de subir de peso, sino que también contribuye a la fatiga crónica, la alteración del estado de ánimo, problemas de concentración y un sistema inmunológico debilitado.

Solución: Asegúrate de dormir entre 7-8 horas cada noche para mantener un equilibrio hormonal adecuado y tu tiroides saludable.

2. Ignorar deficiencias de nutrientes

Una tiroides saludable necesita varios micronutrientes para funcionar correctamente. Deficiencias en yodo, selenio, zinc, hierro, magnesio, vitamina A y vitamina D pueden ser  afectar negativamente la tiroides. Estas deficiencias no solo interfieren en la producción de hormonas tiroideas, sino que también pueden alterar su conversión y su acción en las células.

Por ejemplo, la falta de yodo impide la síntesis de hormonas tiroideas. El déficit de selenio reduce la capacidad del cuerpo para convertir la T4 en la forma activa T3 y afecta negativamente la actividad de enzimas antioxidantes esenciales, lo que puede incrementar el estrés oxidativo en la glándula tiroidea y contribuir a su disfunción. La deficiencia de hierro puede afectar la síntesis de hormonas tiroideas al interferir con la actividad de la enzima tiroperoxidasa, fundamental en la producción de T3 y T4. La deficiencia de zinc puede afectar la regulación del eje hipotálamo-hipófiso-tiroideo.

Además, la deficiencia de vitamina D y vitamina A se asocia con un mayor riesgo de enfermedades autoinmunes tiroideas, como la tiroiditis de Hashimoto.

Recomendación: Incluye en tu dieta alimentos ricos en estos nutrientes y/o considera un suplemento multivitamínico si tu alimentación es deficiente para evitar el daño a la tiroides.

3. Comer muy pocas calorías

Restringir las calorías en exceso puede ralentizar tu metabolismo y afectar la producción de hormonas tiroideas. Esto sucede porque el cuerpo entra en un estado de «ahorro de energía», reduciendo la actividad de la glándula tiroidea y dificultando la conversión de T4 en T3, la forma activa de la hormona. Además, la restricción calórica extrema puede alterar la producción de leptina e insulina, hormonas clave en la regulación del equilibrio energético y la función tiroidea, lo que puede resultar perjudicial para la salud de la tiroides. Aunque las necesidades calóricas varían según la edad, sexo, nivel de actividad y otros factores, en términos generales:

Para las mujeres adultas, una ingesta calórica por debajo de 1400 calorías diarias se considera restrictiva.

Solución: Evita las dietas excesivamente restrictivas. Un déficit moderado de 100 a 200 calorías diarias es más sostenible y menos probable que cause daño a la tiroides.

4. No consumir suficiente proteína

La proteína juega un papel crucial en la función tiroidea debido a su aporte de tirosina, un aminoácido esencial en la síntesis de hormonas tiroideas, como la T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina). Estas hormonas son fundamentales para regular el metabolismo, la temperatura corporal y el equilibrio energético. Sin suficientes proteínas, la producción de tirosina se ve limitada, lo que puede afectar la función de la glándula tiroides y ralentizar el metabolismo.

Además, mantener una buena masa muscular es clave para optimizar la acción de las hormonas tiroideas. Los músculos son un sitio activo en el que las hormonas tiroideas tienen un efecto directo, mejorando la conversión de T4 en su forma activa T3. Al fortalecer y preservar los músculos, se ayuda a mantener una función tiroidea adecuada, lo que también favorece un metabolismo más eficiente.

Consejo: Para apoyar la salud de tu tiroides, intenta consumir alrededor de 100 gramos de proteína al día, eligiendo fuentes de alta calidad como carnes magras, pescado, huevos, lácteos fermentados, legumbres y frutos secos. Esto no solo favorece la producción de hormonas tiroideas, sino que también contribuye a una mayor masa muscular y un metabolismo saludable.

5. Exceso de azúcares y alimentos procesados

El consumo excesivo de azúcar refinado y alimentos ultraprocesados puede dañar el hígado, un órgano clave para convertir la hormona T4 en su forma activa, la T3. Cuando este proceso se ve afectado, se altera el equilibrio hormonal, lo que dificulta mantener una tiroides saludable.

Además, estos alimentos favorecen la inflamación y la resistencia a la insulina, impactando negativamente la función tiroidea.

Recomendación: Para mantener una tiroides saludable, es fundamental llevar una alimentación sana, rica en nutrientes, grasas saludables y proteínas de calidad. Algunas hierbas protectoras son muy beneficiosas para la salud hepática. El cardo mariano tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que protegen y regeneran las células hepáticas. La raíz de diente de león estimula la producción de bilis, mejorando la digestión y la función hepática. Además, la cúrcuma, gracias a la curcumina, posee potentes propiedades antiinflamatorias que protegen el hígado del daño y favorecen su desintoxicación.

6. Ignorar el estrés crónico

El estrés crónico aumenta la producción de cortisol, la «hormona del estrés», que en niveles elevados puede alterar la comunicación entre el cerebro y la tiroides. Este desequilibrio hormonal interfiere con la conversión de la hormona tiroidea T4 en su forma activa T3, lo que ralentiza el metabolismo y aumenta la fatiga. A largo plazo, este proceso puede afectar negativamente la función de la tiroides, contribuyendo al desarrollo de problemas como el hipotiroidismo. Además, el cortisol elevado puede interferir con otras hormonas clave, como la leptina y la insulina, que también juegan un papel importante en la regulación del metabolismo y la salud tiroidea.

El estrés prolongado también puede promover la inflamación en el cuerpo, lo que, en combinación con la alteración hormonal, puede aumentar el riesgo de daño tiroideo. Por ello, es esencial reducir los niveles de cortisol y mejorar la capacidad del cuerpo para manejar el estrés de forma efectiva.

Recomendación: Para proteger la salud de tu tiroides, incorpora técnicas efectivas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración consciente y el ejercicio regular. Estas prácticas no solo ayudan a reducir los niveles de cortisol, sino que también mejoran el bienestar general, promueven la relajación y favorecen un equilibrio hormonal más saludable.

Además, ciertos remedios naturales como la ashwagandha, rhodiola, pasiflora, entre otras, pueden ayudar a mitigar los efectos del estrés y reducir la ansiedad. Complementar estas estrategias con un descanso adecuado es fundamental, ya que el sueño de calidad es clave para mantener el equilibrio hormonal y proteger la función tiroidea.

Conclusión

Si deseas mantener una tiroides saludable y prevenir problemas como el aumento de peso, la pérdida de cabello o la depresión, evita estos hábitos dañinos para la tiroides. Adoptar cambios simples en tu estilo de vida puede marcar una gran diferencia en tu bienestar general.

Comparte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *