Cuando se habla de salud tiroidea, es común centrarse en el yodo, el selenio o las hormonas T3 y T4. Sin embargo, existe un grupo de nutrientes esenciales que muchas veces pasa desapercibido: los electrolitos. Estos minerales no solo regulan funciones básicas como la hidratación o la presión arterial, sino que también son fundamentales para el equilibrio metabólico, muscular y hormonal. Todo esto cobra especial relevancia en personas con hipotiroidismo o tiroiditis de Hashimoto, donde múltiples sistemas del cuerpo pueden verse comprometidos. El hipotiroidismo puede provocar desequilibrios de los electrolitos, que pueden causar diversos síntomas, como fatiga, debilidad muscular y estreñimiento, por nombrar algunos.
Qué son los electrolitos y por qué son importantes
Los electrolitos son minerales que, al disolverse en los líquidos corporales, adquieren una carga eléctrica. Esta propiedad les permite intervenir en funciones vitales, como:
- El equilibrio de los líquidos dentro y fuera de las células
- La transmisión de impulsos nerviosos y musculares
- El mantenimiento del pH sanguíneo
- La regulación del ritmo cardíaco
- La contracción de los músculos, incluyendo los del tracto digestivo
Los principales electrolitos son: sodio, potasio, cloruro, calcio, magnesio y fosfato.
Electrolitos y tiroides: una conexión que no se debe ignorar
Tanto el hipotiroidismo como la tiroiditis de Hashimoto pueden afectar el equilibrio de electrolitos por diversas vías:
1. Metabolismo más lento: El hipotiroidismo reduce la tasa metabólica basal, lo que puede influir en la excreción de líquidos y alterar la concentración de minerales en el organismo. Esto puede favorecer la retención de líquidos y dificultar la eliminación de toxinas.
2. Fatiga suprarrenal: El estrés crónico, común en personas con Hashimoto, puede afectar las glándulas suprarrenales. Este desequilibrio impacta directamente en los niveles de sodio y potasio, y puede generar síntomas como mareos, hipotensión o palpitaciones.
3. Pérdida de magnesio: Muchas personas con enfermedades autoinmunes presentan deficiencia de magnesio, ya sea por una mala absorción intestinal, por el uso de medicamentos, o por el aumento del estrés oxidativo. Este mineral es clave en más de 300 reacciones enzimáticas, muchas de ellas relacionadas con la función tiroidea y neuromuscular.
4. Interacción con medicamentos: Los suplementos de calcio o magnesio, así como ciertos diuréticos o laxantes, puede alterar la absorción o excreción de los electrolitos.
Síntomas comunes de desequilibrio de electrolitos en hipotiroidismo
Algunos síntomas que pueden estar relacionados con un desequilibrio de electrolitos en personas con hipotiroidismo o Hashimoto incluyen:
- Fatiga persistente o sensación de agotamiento, incluso con descanso adecuado
- Calambres musculares, especialmente durante la noche
- Mareos al cambiar de posición (hipotensión ortostática)
- Retención de líquidos, hinchazón en extremidades
- Estreñimiento o digestión lenta
- Palpitaciones o ritmo cardíaco irregular
- Hormigueos o entumecimiento en manos y pies
Estos síntomas pueden confundirse fácilmente con los del propio hipotiroidismo, por lo que es importante evaluar los niveles de electrolitos como parte de un enfoque funcional integral.
Cómo mantener los electrolitos en equilibrio
Una dieta basada en alimentos integrales y mínimamente procesados es clave para asegurar una ingesta adecuada de estos nutrientes esenciales. El potasio puede obtenerse de fuentes como el plátano, las papas con piel, el aguacate, la remolacha, las espinacas y las lentejas.
El magnesio se encuentra abundantemente en semillas de calabaza, almendras, cacao puro, acelga y legumbres. Para un aporte natural de sodio, es preferible utilizar sal marina sin refinar y preparar caldos caseros o incluir algas en cantidades moderadas.
El calcio, por su parte, puede obtenerse de alimentos como sardinas, tahini, col rizada, almendras y brócoli.
La hidratación adecuada es otro pilar fundamental para mantener el equilibrio de electrolitos. Sin embargo, no solo se trata de beber suficiente agua, sino de favorecer su correcta absorción y retención. Una opción útil es añadir una pizca de sal marina al agua diaria e incluir caldos vegetales o bebidas naturales ricas en electrolitos, como el agua de coco sin azúcar.
El exceso de café, alcohol o infusiones diuréticas puede provocar pérdida de minerales. Si se consumen con frecuencia, es clave reforzar la dieta con alimentos ricos en minerales y vigilar signos de deshidratación o desequilibrio.
¿Es necesario suplementar electrolitos?
Por último, en algunos casos específicos, puede ser necesario considerar la suplementación con electrolitos como una medida complementaria al abordaje nutricional. En particular, los suplementos de magnesio en formas de alta biodisponibilidad, como el bisglicinato o el citrato, junto con preparaciones que incluyan potasio o combinaciones de electrolitos en polvo, pueden resultar útiles para cubrir ciertas necesidades.
Sin embargo, esta decisión debe tomarse con precaución, especialmente en personas que toman medicación para la tiroides o que presentan afecciones como hipertensión o problemas renales, casos en los que el balance mineral requiere una vigilancia precisa y personalizada.
Electrolitos en la salud tiroidea
Los electrolitos no son un detalle menor en la salud tiroidea. En el contexto del hipotiroidismo y la tiroiditis de Hashimoto, pueden ser la clave para mejorar síntomas crónicos como la fatiga, los calambres, los mareos o los trastornos digestivos. Prestar atención a estos minerales, incorporarlos a través de una alimentación consciente y considerar su evaluación clínica puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de quienes viven con alteraciones tiroideas. El enfoque funcional busca siempre restaurar el equilibrio del cuerpo desde la raíz, y los electrolitos son parte fundamental de ese proceso.
Recuerda espaciar la toma de levotiroxina al menos 4 horas de suplementos que contengan calcio, magnesio, hierro o zinc.
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